Procesos escultóricos. Reflexiones sobre "El Dedo Gordo" de Georges Bataille.

Pienso con un poco de desdén, en el tiempo que "malgasto" al reflexionar sobre el dedo gordo de mis pies, su valor, su utilidad.
Me doy cuenta sin embargo, que ésta prevención resalta el problema que Bataille expone en su texto; un olvido involuntario, un desapego inconciente, me hacen revalorar una parte de mi cuerpo que descarto.
Ciertamente no soy de aquellas personas que creen que mi evolución está ligada a mi elevación, aprendí a caminar erguida porque así asimilé la belleza de manera aprehendida. Me pregunto ahora, frente a lo expuesto, si soy tiesa, o recta, o si simplemente enderecé, siguiendo con buen juicio el canon establecido algo que no era naturalmente derecho o destinado a elevarse.
Tengo fuertes recuerdos de mi infancia y la conciencia en ese entonces de mi cuerpo; era bailarina, mi espalda me tiraba hacia el piso, mi postura era incansablemente corregida por mis padres y mi maestra de ballet.
Ahora relaciono mi defectuosa postura con un origen anterior al ilustrado en los libros de medicina, anterior al rigor que el homo sapiens impuso a su cuerpo luego de la reflexión.
Mis pies, sus dedos gordos, son como los objetos que a través de los años han ido perdiendo vigencia, el ni siquiera recordarlos, tenerlos presentes me hace pensar en la frontera entre la forma, el valor y la utilidad. Mi mundo está regido por los tres valores, pero el universo del cual hace parte el mío y el de mis colegas homo-sentimentalis está regido sobre todo por la reina utilidad.
Hemos inventado términos como: "La Vida Util de...", y qué de mi dedo gordo? y de su vida útil? y de mi existencia?
No dejamos de tener carencias los "humanos", y no dejamos de suplirlas con nuevas razones, nuevos inventos, en busca de un ideal que cada vez nos aleja más de nuestra verdadera esencia.